martes, 24 de noviembre de 2015

Punto de Partida




Sobre las representaciones y creencias iniciales:


  • ¿De dónde vengo?
  • ¿Qué experiencias formativas significativas traigo?
  • ¿Cómo concibo actualmente la enseñanza de ELE o de LE?
  • ¿Qué funciones creo que deben desempeñar los profesores y los alumnos de ELE? 

Supongo que todos los principios son difíciles, así que no me dejaré llevar por esta primera impresión y pondré manos a la obra.
Mi nombre es Daylis Castiñeiras, vengo de Cuba, dónde viví los primeros 26 años de mi vida y actualmente me encuentro viviendo en una tranquila ciudad de Alemania que hace frontera con Polonia.

Soy licenciada en Lengua Francesa con segunda lengua Inglés y estudié el año preparatorio y los cinco años de la carrera en la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana.

Luego de cumplir mi servicio social en la rama del turismo, vine a vivir a Alemania, donde me desempeño hace poco más de un año como profesora de español en la Universidad Europea Viadrina, experiencia que me motivó a buscar superación profesional.
Creo que es importante mencionar, por cuestiones de honestidad, que nunca tuve la intención de ejercer como docente. La vueltas que nos va dando la vida y las circunstancias en que nos encontramos nos llevan a veces por caminos inciertos, lo cual no necesariamente es una experiencia negativa. En mi caso, por suerte, el hecho de encontrarme en un país extranjero, en el que se habla una lengua que me era desconocida y que aún me sigue dando que hacer, me abrió un montón de ventanas nuevas, allí donde parecía que se cerraran todas la puertas.

Así me encuentro aprendiendo una nueva lengua, conociendo una nueva cultura y descubrí además que enseñar, no importa qué, y si se trata de tu lengua materna y tu cultura aún más, es uno de los mayores placeres que existen.


Fuente de la fotografía: unamenlinea.unam.mx 
Para mí la enseñanza de una lengua extranjera implica mucho más que enseñar el vocabulario, la fonética y la gramática. Para mi la enseñanza está muy relacionada con la cultura y sobre todo con el intercambio de conocimientos, es decir, que considero que aprendemos tanto de 
nuestros estudiantes como ellos de nosotros.
Aprender una lengua es aprender una cultura, aprender a comprender no sólo lo que se dice, sino el por qué de lo que se dice. Es aprender a ser tolerantes. Es hacer nuevos amigos, olvidar desigualdades, buscar integración y abrirnos las puertas de un nuevo mundo desconocido, con posibilidades infinitas, que iremos descubriendo gracias a la comunicación.


En la actualidad concibo la enseñanza de lenguas extranjeras de manera muy diferente a la visión que tenía hace unos años atrás. Como estudiante de lenguas extranjeras solamente tenía la visión desde el punto de vista del estudiante sobre dicha práctica. Aunque bien es cierto que durante mis estudios tuve dos semestres dedicados a la didáctica de la enseñanza de lenguas extranjeras, de los cuales el primero estuvo dedicado a la teoría y el segundo a las prácticas, es decir, que impartí clases de francés a estudiantes de Derecho de mi Universidad, la visión seguía siendo la de la estudiante. La estudiante que no comprendía para qué tenía que sacrificarse tanto asistiendo a sus clases, haciendo sus deberes y además, preparando clases y enseñando a estudiantes que por razones x del momento dado, se encontraban bastante desmotivados ( La facultad de Derecho se encontraba en renovación en aquellos momentos y las clases tenían lugar en las áreas deportivas, parques y en todas las Facultades que tuviesen un aula a disposición. Los estudiantes de derecho andaban como nómadas por esos tiempos).

Como se podrán imaginar esta experiencia no la podemos clasificar de positiva a pesar que al finalizar el semestre, para mi sorpresa, los estudiantes sí que aprendieron algo de francés y se manifestaron satisfechos con mi trabajo, esto último quizás por compasión.

Aquí en Alemania enseguida me sentí atraída por la universidad de mi ciudad y luego de valorar la posibilidad de comenzar nuevamente con un estudio decidí que ya era hora de trabajar y me enfoqué en este sentido. Finalmente y luego de escribir unas cuantas aplicaciones, recibí la oportunidad de incorporarme como profesora de español en el centro de lenguas de la Viadrina, y aquí fue donde cambió considerablemente la visión que tenía de la enseñanza de lenguas extranjeras.

Partiendo de que veía la enseñanza de lenguas extranjeras como una encomienda tremendamente complicada y de que me sentía mucho más identificada con la traducción e interpretación, imaginarán mi sorpresa al descubrir que el trabajo del profesor es apasionante, que no solo enseñamos sino que a su vez aprendemos muchísimo en el camino, no solamente a través de la autopreparación que exige esta tarea, sino que además aprendemos de los estudiante que cada día nos ponen nuevos retos a vencer con sus diferentes cualidades, intereses, culturas, inquietudes, etc.

Claro que continúo teniendo muchísimo respeto por trabajo del profesor, pero además creo que he aprendido a ver con otros ojos la función que desempeña. En mi opinión es el encargado de crear un ambiente tranquilo, agradable y adecuado para adentrarnos en los misterios del aprendizaje y de la comunicación. El profesor debe además lograr un equilibrio, un intercambio, una interacción y una dinámica en el aula. Nuestro trabajo es además brindar las herramientas necesarias y un poco orientar el camino, y todo esto, dejándole suficiente espacio a los estudiantes, pues ellos son los verdaderos protagonistas en esta obra, y es con ellos que la ponemos en escena, por ellos, que se interesan por nuestra lengua y que están llenos de inquietudes y para ellos, para que sean capaces de comunicarse más y mejor y de abrirse puertas que quizás hasta ahora parecían cerradas.




Sobre las necesidades de formación 



  • ¿Qué retos emergen de mis experiencias y aprendizajes?
  • ¿Qué interrogantes se me plantean en los conocimientos que en la actualidad tengo sobre la enseñanza/aprendizaje de E/LE?

  • ¿Qué experiencias positivas y negativas puedo describir de mi práctica docente? ¿Qué carencias puedo identificar de mi práctica docente previa? 
Tras abordar un poco el tema de las representaciones y las creencias iniciales creo que se hace más que evidente la necesidad de formación.
Son muchas las interrogantes que a menudo cruzan mi mente sin encontrar respuesta. Por ejemplo: si estoy haciendo bien mi trabajo, si estoy dando lo mejor de mí, si las clases tienen la calidad esperada y si me están comprendiendo, sobre todo cuando me miran como si les hablara en chino. 
Fuente de la fotografía: Desconocida
Además me pregunto cómo planificar mis clases de forma que a pesar del peso del contenido no dejen de ser interesantes, no se vuelvan agobiantes o tediosas;
cómo mantener la motivación aún cuando la gramática amenaza con romper con el equilibrio logrado.

El hecho de hablar nuestra lengua materna con mayor o menor perfección no nos califica para enseñarla. Para ser transmisores de nuestra lengua y con ella de nuestra cultura, es necesario mucho más que solo dominar la lengua que enseñamos. Los retos son tantos que enumerarlos sería agobiante y a su vez aterrador.

Para ser buenos transmisores hay que estar preparados, tener conocimientos de didáctica, de metodología de la enseñanza, tomarnos en serio nuestra tarea y mantener nuestros sentidos afinados y la mente abierta, tener en cuenta las necesidades prácticas del estudiante y, sobre todo, reconocer la necesidad constante de superación, pues nunca terminamos de aprender.

En mi caso, como trabajo actualmente impartiendo clases de español como lengua extranjera a los niveles inicial 1 e inicial 2, (A1 y A2) creo que la experiencia más linda la tuve con mi primer grupo de A1. Yo acababa de comenzar luego de que me entregaran un libro de trabajo, un cuaderno de ejercicios y un plan de estudios donde aparecían los objetivos gramaticales y comunicativos a vencer por unidades y por semanas. De más está decir que estaba aterrada y que necesitaba tres veces el tiempo de la clase para la planificación en casa, trabajo que me resultaba agotador por la falta de experiencia y que por suerte estuvo un poco compensado con el hecho de contar con un manual del profesor donde se explicaba como desarrollar cada uno de los ejercicios del libro de texto. Me leí cuidadosamente todo, tomé lo que me parecía útil, busqué en Internet, en fin, le dediqué muchísimo tiempo y esfuerzo a la planificación de las clases.

Al finalizar el semestre los estudiantes se presentan a un examen escrito y a un examen oral. El examen oral no es evaluado en nuestro caso por el profesor que imparte la asignatura, sino que evalúan profesores de otros grupos. Qué sorpresa tan agradable al ver los buenos resultados. Esta fue la mejor experiencia que tuve, luego de la incertidumbre de estar haciendo o no lo correcto.

Ver como en tan poco tiempo, logran expresarse, teniendo en cuenta que han empezado de cero, es sencillamente maravilloso.

Claro que no todo es color de rosas. De mi práctica docente también se hizo para mí evidente la necesidad de formación y las muchas carencias. Quizás soy demasiado crítica o dura conmigo, pero creo que como alumna egresada de lenguas extranjeras, sé lo exigentes y críticos que suelen ser los estudiantes.

Me parece bien complicado explicar la gramática de forma sencilla y comprensible para los niveles iniciales. Les explico todo en español aunque la verdad es que les permito que expresen sus dudas o inquietudes en su lengua materna.

El semestre anterior tuve un grupo mediano pero con varios estudiantes repitentes, desmotivados y con una base muy mala y al final del curso desaprobaron muchos. Ahí me pregunto que falló por mi parte, qué hice mal, cómo no logré motivarlos más, implicarlos, comprometerlos. En fin, que si no fuese por las buenas experiencias pensaría que soy un fracaso como profesora y la verdad es que me sentí bien descontenta conmigo misma y triste a la vez por la ausencia de esta recompensa espiritual que aunque quizás inconscientemente, o hasta en secreto, todos esperamos al finalizar un curso, y que no es más que el éxito de los estudiantes, a través del cual se refleja nuestro propio éxito.




Sobre las expectativas de formación

  • ¿Qué espero de este curso de formación de ELE?
  • ¿Qué metas y objetivos de formación me marco en este programa?
  • ¿Cuáles son mis metas profesionales?

Tengo muchas expectativas en este curso de ELE en el que espero encontrar respuesta a mis inquietudes, pero sobre todo, espero convertirme en una mejor profesora, capaz de transmitir conocimientos, y amor por la lengua española de la mejor forma posible, ganar en experiencia y en seguridad. Espero poder disfrutar de muchos otros momento de satisfacción y aportar mi granito de arena en la formación de los, cada día más, estudiantes que se deciden por el español como lengua extranjera.

Me he marcado el firme objetivo de aprovechar al máximo los recursos que ponen a nuestra disposición, de aprender lo más que pueda de profesores tan experimentados e innovadores que son capaces de motivar a decenas de estudiantes de todo el mundo para unirse a este programa innovador, para superarse, para mejorar, para aprender juntos en esta experiencia para mí novedosa.

En cuanto a mis metas profesionales, pues continuar trabajando como docente es mi meta. De hecho me gustaría mucho poder trabajar en la educación primaria, pues trabajar con niños es uno de los sueños que tengo por ahí rondando.

Fuente de la fotografía: cehispanic.com


Contar con un puesto de trabajo fijo, con un salario del que pueda vivir y no trabajar como ahora que soy contratada solamente por un semestre y seis meses del año no tengo trabajo.
Pero lo más importante es que espero poder seguir ejerciendo esta profesión que me tomó por sorpresa pero que me encantó y quiero hacerlo lo mejor posible y ser cada día más competente y merecedora de esta grandiosa tarea.



continuará...

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